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¿A dónde van los coyotes? Estudian sus movimientos en Los Ángeles

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Un coyote que porta un collar con rastreador por las montañas de Los Angeles
Un coyote que porta un collar con rastreador mira hacia el centro de Los Ángeles. Fotografía por Johanna Turner

Investigadores de UC siguen el movimiento de un grupo de estos depredadores mediante rastreadores

Un reciente estudio de la Universidad de California sobre el comportamiento y desplazamiento de los coyotes a zonas urbanas, como la ciudad de Los Ángeles, reveló que estos animales suelen adentrarse con mayor frecuencia en áreas densamente pobladas y urbanizadas, que en barrios más ricos. 

 

Los expertos en vida silvestre pensaban que, a la hora de desplazarse a zonas urbanas desde sus hábitats, los coyotes simplemente seguían los componentes naturales como la búsqueda de agua y plantas. Pero el estudio sobre el patrón de los movimientos de estos animales, publicado el pasado mes de febrero en Ecology Letters, muestra que factores humanos como la riqueza, la contaminación y la densidad poblacional realmente influyen en el comportamiento de los coyotes.

“Esto fue inesperado porque los vecindarios más ricos suelen tener más zonas verdes y vida silvestre”, expresó Niamh Quinn, asesora de Extensión Cooperativa en el tema de intersecciones entre humanos y vida silvestre. “Una razón de esto podría ser que la gente en estas áreas tiene mayor tendencia a pagar por servicios para retirar a los coyotes”.

Quinn y Christine Wilkinson, investigadora de UC Santa Cruz y California Academy of Sciences, realizaron la investigación con el fin de tener una mayor idea sobre la forma en la que los coyotes se mueven a través de ciudades como Los Ángeles y poder incrementar la seguridad entre las familias y vecindarios conforme la presencia de estos depredadores se hace más frecuente en calles, parques y jardines. 

“Los coyotes en vecindarios altamente urbanizados y contaminados viajan y exploran más cada día”, manifestó Quinn. “Esto puede significar que deben cubrir más terreno para encontrar alimento y albergue”. 

Las investigadoras monitorearon los movimientos de los coyotes mediante collares con GPS que les fueron colocados durante varios meses. 

“Ver un coyote en un ambiente urbano era muy raro hace 15 o 20 años, mientras que ahora ver uno es algo muy común”, dijo Quinn, quien tiene su base en el UC South Coast Research and Extensión Center de Irvine (Centro de investigación y Extensión de UC en South Coast).

“Nos dimos cuenta de que los coyotes y las personas experimentan las mismas desigualdades urbanas, por lo que es importante diseñar y rediseñar espacios urbanos que tengan en cuenta el bienestar de todos”, señaló Wilkinson.

Las investigadoras mencionaron que este estudio puede ser útil para planificadoras urbanos y otros investigadores y que los residentes pueden usar esta información para su propia seguridad.

“Saber que los coyotes evitan las áreas más ricas, pero que deambulan mayormente por vecindarios más contaminados, puede ayudar a las comunidades a prepararse para posible encuentros”, indicó Quinn. “La gente que vive cerca de los parques, vías férreas o canales de inundación – rutas de travesía comunes de los coyotes – pueden tomar los pasos necesarios para proteger a sus mascotas y prevenir conflictos”.

Descubrimientos sorprendentes sobre el comportamiento de los coyotes

Los investigadores descubrieron que los coyotes se comportan de manera diferente dependiendo de donde viven en la ciudad.

Mientras que los caminos, vías férreas y canales de inundación pueden ser barreras, también sirven como caminos para los coyotes, los cuales se mueven de manera diferente dependiendo de la densidad de estas condiciones en sus entornos.  

“En conjunto, podemos afirmar que la complejidad urbana y las alteraciones humanas pueden influir significativamente en el comportamiento de los coyotes”, manifestó Wilkinson. 

Se colocaron collares en los coyotes para obtener información 

Para poder estudiar el desplazamiento de los coyotes, Quinn atrapó a 20 coyotes en el área de Los Ángeles y les colocó collares equipados con dispositivos GPS para rastrear sus movimientos. 

“Atrapar a coyotes en áreas urbanas es muy retador”, dijo Quinn.

Ella y un equipo de Los Ángeles County Department of Agricultural Commissioner/Weights and Measures (Departamento del Comisionado Agrícola de Pesos y Medidas del Condado de Los Ángeles) colocaron trampas para los astutos caninos y monitorearon las trampas usando cámaras de juego para móviles. Cuando se activaba una cámara, esta enviaba una alerta a Quinn. Luego el equipo – el cual incluía a Curtis Eng, profesor asociado en medicina de zoológicos, animales exóticos y silvestres en la Facultad Veterinaria de la Western University of Health Sciences – sedaba al animal y le colocaba el collar antes de liberarlo.

El GPS operado con luz solar reportaba la ubicación de los coyotes en intervalos que iban de 15 minutos a dos horas. 

Al analizar la información de GPS de los collares de los coyotes y compararlos con los mapas de los vecindarios, carreteras y vías férreas los investigadores pudieron conocer cómo navegan los coyotes por el espacio urbano. También incluyeron información del censo y reportes de contaminación para obtener una imagen completa de cómo afecta la vida citadina a estos animales. 

“Nuestro trabajo previo se enfocó principalmente en los patrones biodiversos en relación con el legado de la segregación residencial, lo que implica que la exclusión social puede contribuir a que el número de especies varíe de una ciudad a otra”, dijo Christopher Schell, profesor asistente en la Facultad de Recursos Naturales de UC Berkeley y el autor principal. “El estudio actual ofrece evidencia de cómo los coyotes y otros animales silvestres están navegando las ciudades tomando decisiones más complicadas e integradas en base a todo el tapiz de condiciones urbanas que les rodean”.

Uniendo el bienestar humano y de la vida silvestre 

Wilkinson espera que el estudio pueda proveer una vista holística de las influencias de las características socioecológicas en la conectividad de la fauna silvestre en Los Ángeles, ya que muchos de los datos utilizados por los autores habían estado históricamente aislados en distintos campos. Ella espera que los planificadores urbanos continúen centrándose en la conectividad intraurbana para la fauna silvestre en su trabajo, con el objetivo de crear diseños que se adapten cuidadosamente a las necesidades tanto de la biodiversidad como del bienestar humano. 

“Las personas están expuestos a los mismos contaminantes y problemas que estos coyotes”, manifestó la experta. “Entender esos vínculos entre nuestro bienestar puede darnos vías a considerar cuando hagamos grandes decisiones para el diseño y rediseño urbano”.

El County Productivity Investment Fund y Schmidt Science Fellows en colaboración con Rhodes Trust aportaron los fondos para este proyecto.

Para leer el estudio completo en inglés, titulado “Environmental Health and Societal Wealth Predict Movement Patterns of an Urban Carnivore” en Ecology Letters, visite: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/ele.70088.

*Adaptado al español por el equipo de News and Information Outreach in Spanish de UCANR.